viernes, 9 de abril de 2010

EL VIAJE QUE NUNCA SE PODRÁ OLVIDAR


Había una vez un hombre llamado Marco Polo. Marco Polo era alto, de mediana edad, pelo corto y moreno y ojos marrones. Él era alegre, aventurero y no era conformista. Él ya había hecho antes muchísimos viajes, cientos de viajes.
Esta vez decía que iba a ir a la china. Su familia y sus amigos no querían que fuese a conocer China, porque decían que en todos sus viajes le ha ocurrido algo malo, a un que al final no le haya pasado nada. Él, como era muy aventurero no se rendía, no le hacía caso a las opiniones de su familia ni tampoco a las de sus amigos, así que un día decidió que se iba ya a la China. Cuando Marco Polo se lo comentó a su familia y a sus amigos, que por cierto se llamaban Aarón, Carmen, Antonio, Paula, Miguel, María, Juan e Irene. Se pusieron a gritarle y a decirle que estaba loco, que no sabía donde se iba a ir. Marco Polo ya se hartó, de que siempre le dijesen lo mismo y al final cuando volvía le decían que ellos desearían que repetiese otra vez erl viaje. Hasta que al día siguiente se marchó.
Marco Polo hizo por la noche su maleta y cuando amaneció él ya se había marchado, pero solo dejó una nota en la que ponía:
"Mamá, papá, me he marchado esta mañana a la China".
Él ya estaba en el puerto, para coger el barco que le correspondía.
Cuando su familia se despertó y vio la nota, se pusieron muy nerviosos y empezaron a gritar:
- No, no puede ser, no puede ser posible.
Mientras, Marco Polo ya estaba dentro del barco y solo faltaban cinco minutos para zarpar.
Los padres de Marco Polo, salieron a la calle a buscarlo, hasta que dio la casualidad que por allí pasó una chica llamada Laura. Laura se paró a hablar con los padres de Marco, porque ella había visto a Marco Polo, y sabía perfectamente a dónde se había dirigido. Los padres de Marco, que se llamaban Alicia y Tomás, le agradecieron muchísimo a Laura el haber le dicho a dónde se había dirigido su hijo. Alicia y Tomás se dirigieron rápidamente al puerto.
Marco se asomó al pico del barco y de repente vio a sus padres. Cuando se asomó y vio a sus padres, oyó que decían:
-¡Marco, Marco! No te vayas, la China es muy peligrosa.
Marco Polo aún así no se arrepentía. Él tenía las cosas claras y quería ir a la China. Al cabo de un rato cuando Alicia y Tomás vieron de que por mucho que le dijeran a Marco no iba a cambiar de opinión, se fueron.
Cuando pasó media hora ya estaba oscureciendo y Marco Polo estaba algo preocupado, porque el mar estaba revuelto. De repente escucha:
-¡Pum, pum! ¡Chas, chas!
Todos los que estaban dentro del barco estaban muy asustados.
A continuación el propio capitán se estaba asustando y empezó a decir:
- ¡Socorro, socorro! ¡Nos vamos a hundir!
Toda la gente se asustó muchísimo. Lo malo era que el capitán tenía razón, nos íbamos a hundir, el barco estaba por la parte delantera roto y estaba entrando agua.
Al cabo de un rato el agua llegaba hasta las rodillas, Marco Polo no sabía qué hacer y ahora sí que se arrepentía por no hacerle caso a sus padres. Al final, el barco acabó hundiéndose, pero la gente se puso el salvavidas y todas las personas quedaron en el agua.
Iban pasando los días y todas las personas rezaban a Dios que algo le salvasen la vida.
Cuando pasaron unos seis días las personas se despertaron, y de repente, ya no estaban en el mar, estaban en Cádiz, en la playa de Cádiz.
Todos se alegraron al ver que solo habían tragado algo de agua, pero que no le había pasado nada malo. Marco Polo se estableció allí, una familia lo acogió, le dio de comer y le cambió la ropa. Cuando él le dijo a su nueva familia lo de que iba a ir a conocer la China, no le dijeron que estaba loco, solo le dijeron que si él quería, que fuese.
Así que Marco sacó el billete para el avión y al día siguiente ya estaba en el aeropuerto. Se subió al avión y allí se sentó en un asiento, al lado de una chica guapísima llamada Rosa, ella era alta, jóven, pelo corto moreno, ojos oscuros y piel un poco morena. Ella era simpática, juguetona, e inteligente.
Marco Polo tenía hambre, así que llamó a la azafata Yahira y le trajo una bolsita de cacahuetes y también un vaso de agua.
Marco Polo, estaba muy entretenido con Rosa, estaban haciendo crucigramas, sopas de letras, etc. Cuando se cansaron empezaron a hablar sobre sus azañas. Cuando empezaron a hablar se dieron cuenta de que tenían muchas cosas en común y que los dos iban a ir a China. De repete oyen:
-¡Atención pasajeros, abrocharos los cinturones, vamos a aterrizar, ya estamos en China!
Cuando Marco Polo lo oyó se puso lleno de alegría, porque no le había ocurrido ningún accidente durante el viaje.
Bajaron del avión y en lo que Marco y Rosa se fijaron primero era en una gran mesa de madera que había allí, en el mercado de China.
Estaba pintada de unos colores muy vivos y muy fluorescentes, pero no la podían comprar, porque ambos no llevaban dinero.
Estuvieron mirando y revisando cada detalle que escondía China.
Cuando pasaron ocho horas, ya era hora de irse, así que tomaron el primer barco que pasaba por allí, en esta ronda en el barco, Marco estaba más nervioso que cuando iba a venir a China.
Pasaron doce horas, pero esta vez no ocurrió nada dentro del barco.
Cuando llegó Marco Polo a casa, y vio a Alicia y a Tomás se pusieron todos super contenton.
Así que se tiraron toda la noche hablando sobre lo sucedido y nunca más Marco Polo volvió a viajar en barco, claro, por miedo.

3 comentarios:

  1. Soy Laura A.Esta historia está muy bien, podrías ponerle una foto.
    Has descrito muy bien a los personajes ¡Cuidado con las faltas, que China es en mayúscula!

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  2. Es verdad, quedaría mejor con una foto estoy de acuerdo contigo.

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  3. Hola soy Laura A y yo me ha parecido un cuento genial has descrito muy bien a los personajes y has utilizado a gente de la clase y así es más divertido,
    le cambiará un poco cuando va a China podrías explicar un poco más como es aquello y como es su aventura y otra cosa más ponle una foto que se quede muy bonito.

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